TV Serrana, un proyecto comunitario que cumple 30 años. Foto: Cortesía de TV Serrana

Por fortuna, la Televisión Serrana permanece a salvo con toda su pureza gracias a todas esas personas que habitan y trabajan en San Pablo de Yao, sus historias y sus personas tan sencillas, las inmensas montañas, el color verde de su paisajes, las aguas del río tan claras que están siempre en mi memoria como una aspiración de la belleza, un lugar donde llegar, el río, ese lugar que late en mi corazón, la TV Serrana es una historia de la dicha que viví, y es maravilloso utilizar como arma este sueño que hace transparente la turbulencia de ésta época.

Puedo recordar la alegría de aquellos días cuando íbamos a izar la bandera a la entrada de la televisión y nuestras risas aún suenan en el eco de la montaña.

En aquellos días aprendimos de arte, literatura, hacer documentales, y casi todos descubrimos el amor, y el primer trago de ron, entre canciones de Silvio.

La TV Serrana es una categoría de mi mente, y dentro de ella están los rostros de Waldo, Rigo, Nilka, Daniel Diez, Marlen, Mauricio, Pedrito, Rosa, Vilma, Marielena, Marcos, Echenique, Ismael, Geronimo, Elsi, Elbi, Enma, Pedro Gómez, Abel, Delfín, Rebeca, Camejo, Pucha, Navarrete, Isabel,Mongui, Chela, Cheli, Isael, Tina y Ñia, todas estas personas en cierto momento me regalaron parte de su alma sin pedirme nada a cambio, se cruzaron en mi vida y por mucho tiempo me acompañaron en la travesía de la vida, y siempre estarán dentro de mi, si no dejo que en mi interior se evapore o me lo arrebate la rapidez y la oscuridad de éstos días.

Después de unos años, que tal vez han sido infinitos años, he vuelto a esa casa para bañarme en ese río, para volver a sentarme en el patio de Ñia y tomarme un café mientras aprendía de ella todo el inventario de su fe, que era desechar cualquier ambición, vivir la vida en medio de una elegante austeridad, la dulzura de sus palabras y no desear nada solo ayudar a los otros, o sentarme sola durante mucho rato en el mirador, allí donde permanecen nuestras risas, y muchos llantos ahogados, también nuestras pisadas y hasta los ladridos de los perros, que la virtud de este lugar consiste en apartar de ti todas las partículas negativas, y con toda esa luz de Yao traspasar y absorber toda la miseria que nos rodea,entonces allí el cuerpo y la mente están en un mismo plano que se va alargando hasta perderse en la naturaleza y comienzas a escuchar un sonido de pájaros, el sonido del río crecido, prerrogativas de los seres felices.

Siempre cuando caminas sus calles hay alguien que te para en una esquina y te cuenta las últimas novedades o lo que te has perdido en ese tiempo en que no has estado o algún tema o historia que falta por contar y luego sigues tu camino lleno de otra idea que está por venir. Y te deleitas en ver muchas personas que cumplen con su deber sólo porque es su deber, sin preocuparse de otra cosa.

La vida en San Pablo de Yao es testimonio o documento, en medio de este pueblo a veces resulta difícil discernir si lo has visto en el cubículo de edición o lo has conocido en la calle, la que cultiva su jardín, la que lucha por sobrevivir, el que sube la palma para recoger palmiche, el poeta que escribe como si fuera una gota de agua, el historiador, el arriero, el herrero, el médico, la espiritista del pueblo, la maestra, el niño, uno no sabe a veces si viven fuera o dentro de la pantalla.

Al terminar una muestra de vídeo donde se ve el último documental que ha producido TV Serrana, al final de la sesión el protagonista del documental abandona la plaza detrás de ti para continuar su acción por el mismo camino que vas tú donde a cada protagonistas le espera su vida cotidiana, y tú lo miras igual que el cubículo de edición pensando sí es exactamente real o es parte de una trama que tú has ido tejiendo plano a plano construyendo el montaje de la obra.

Aunque hayan pasado muchos años desde aquel 15 de enero de 1993, aunque otros destinos nos han llevado a otros lugares, nadie podrá arrebatarme esa dicha pasada todas estas personas que fundaron TV Serrana, a los que luego refundan y mantienen este proyecto comunitario durante 30 años, todos esos hombres y mujeres campesinos de la Sierra Maestra que me enseñaron a ser esta mujer que soy hoy con muchos defectos, pero también con virtudes les doy mi abrazo y todo mi agradecimiento, y en mi interior siempre estará Ñia viendo nuevos paisajes, oliendo nuevas flores, saboreando otra taza de café y sembraremos juntas otra mata en mi jardín.

(Tomado de Cuba Resumen)