El primer ministro aseguró además que las fuerzas gubernamentales van a recuperar el orden en Puno, adonde viajará una misión gubernamental en busca de diálogo. Foto: Prensa Latina

La tensión y la incertidumbre marcan una nueva jornada de crisis en Perú, tras 45 muertes acumuladas en un mes y una jornada sangrienta a la que el Gobierno respondió con un discurso muy criticado.

En ese difícil contexto, además, esta tarde se presentará el gabinete ministerial ante el Congreso, para exponer sus planes y pedir la confianza ratificatoria del pleno, donde todo indica que el primer ministro, Alberto Otárola, deberá dar explicaciones sobre las 17 muertes de ayer en la ciudad surandina de Juliaca.

Otárola tuvo a su cargo anoche un mensaje televisivo, junto a un grupo de ministros, cuando se creía que la presidenta Dina Boluarte sería quien asumiera esa tarea.

El congresista opositor Flavio Cruz comentó que la ausencia de la mandataria fue muy significativa, sugirió que podría evidenciar que no es ella quien gobierna, y calificó de autoritario el tono del discurso leído casi a gritos por el primer ministro.

Ese último atribuyó los luctuosos sucesos de la víspera a un ataque masivo y organizado contra los policías, con explosivos y armas artesanales y sostuvo que “las muertes expresan una responsabilidad directa de quienes quieren dar un golpe de Estado”.

Otárola responsabilizó al anterior gobierno por azuzar las marchas y protestas por el Perú que han dejado 75 policías heridos hasta el momento.

Sin hacer ninguna autocrítica ni asumir responsabilidades, dio a entender que el encarcelado expresidente Pedro Castillo estaría “coordinando indebidamente estas movilizaciones” con el fin de buscar impunidad.

“Aquellos azuzadores y violentistas que no pudieron enervar al Estado peruano y quebrar la democracia y que quisieron derribar a las instituciones públicas durante la asonada que empezó el 7 de diciembre del año pasado, en esta segunda convocatoria han dado un paso más y han tratado de subvertir el orden constitucional”, aseveró Otárola.

Se refirió a las movilizaciones desatadas tras ese día cuando Castillo fue destituido y encarcelado por intentar la disolución del Parlamento opositor.

Esas acciones dejaron un rastro de 22 manifestantes muertos y seis en accidentes en situaciones derivadas de las protestas, a las que se añadieron los 17 decesos de ayer, sumando 45, según conteo de la Defensoría del Pueblo.

Agregó que el Gobierno no permitirá la asonada contra Lima, como llamó a las marchas a la capital que proyectan pobladores de Puno, región en la que se encuentra Juliaca y en cuya capital anoche hubo incendios y saqueos.

El primer ministro aseguró además que las fuerzas gubernamentales van a recuperar el orden en Puno, adonde viajará hoy una misión gubernamental en busca de diálogo y llevando medicinas para la atención de los heridos, más de 40 civiles, incluyendo un menor de edad y un médico abatido cuando socorría a heridos en las calles.

(Con información de Prensa Latina)