Rene Navarro Arbelo. Foto: Tomada de Televisión Cubana.

Para los amantes del deporte, seguidores de su transmisión por televisión y radio, el nombre de René Navarro es sinónimo de originalidad en el buen decir.

Es uno de los cuatro periodistas  cubanos que ostenta el premio Abelardo Raidi, entregado por la Federación de Periodistas Deportivos de América y tiene el gran mérito de ser admirado por los jóvenes que se inician en esa profesión.

También para quienes disfrutamos de frases como “Cuba arriba, arriba Cuba” o “Mireya, de Camagüey, de Cuba y para el Mundo”, nos llega la nostalgia cuando escuchamos o vemos transmisiones actuales, que no tienen el encanto que les impregnaba  ese mastro de la oratoria deportiva.

¿De dónde le viene el amor por los deportes a René Navarro?

–Desde la infancia. En mi escuela primaria Llanes - Heras (actual Museo Municipal ) se practicaba mucho voleibol en su patio interior y en un campo situado a varias cuadras eran constantes los piquetes de béisbol. A menos de 50 metros de mi casa tenía dos parques (central e infantil) y allí eran diarias las carreras en bicicleta o competencias en patines. Ya en quinto grado el baloncesto comenzó a “pegarse”.

¿Cuántos deportes practicó? ¿Y estudió? Incluso hasta fue árbitro…

–A los ya mencionados se sumaron después en la secundaria básica Ramiro Guerra Sánchez deportes como atletismo y gimnástica. Los paseos en bicicleta desde Madruga hasta Unión de Reyes o Madruga-Matanzas-Varadero se hicieron muy frecuentes, sobre todo los fines de semana. Ya tenía entrenamiento para recorrer 100 y más kilómetros. Cierta vez me uní al inolvidable Sergio “Pipián” Martínez –posteriormente una estrella– y mi amigo Armando López para cumplir una extensa jornada de 160 kilómetros. Creo que desde aquel momento la figura del extra clase “`Pipián” me convirtió en un fiel amante al ciclismo de ruta.

“El boxeo profesional que se trasmitía los sábados por la televisión, la pelota invernal cubana y las ligas amateurs de la Unión Atlética, Quivican y Pedro Betancourt las seguía con enorme pasión. Conocía a los 10 años de edad los equipos y mejores peloteros de las Grandes Ligas. Todavía guardo postales de figuras que hicieron historia en la década del 50. Los periódicos de la época los revisaba diariamente. En el terreno del Liceo de Madruga el anotador oficial designado me utilizaba como auxiliar para llevar el box-score. Ya un tiempo más tarde –1961– me convirtieron en anotador y estadístico-compilador de todos los juegos que se efectuaban en la zona este de la antigua provincia de La Habana. En 1962 recibí un curso de arbitraje, anotación y cronometraje en la especialidad de baloncesto.Unos meses después ya andaba por canchas de toda Cuba como miembro del cuerpo de oficiales. Muchos fueron los campeonatos nacionales en los que mi edad era menor que la de jugadores bien reconocidos”.

¿Cuándo, por qué y cómo llegó a la narración deportiva?

–Ingresé en la ESEF Manuel Fajardo en 1965 como alumno del curso para entrenadores deportivos de las EIDE. Previamente simultaneaba como estudiante del preuniversitario de Güines y profesor de educación física (no titulado) en la secundaria básica Joe Westbrook  del municipio de Nueva Paz. Colaboraba igualmente con la secundaria en la que había estudiado: Ramiro Guerra Sánchez. Al comenzar en el Fajardo ya tenía vínculos con un buen número de sus profesores y en apenas unas semanas ya me convertía en alumno-instructor no graduado. Al finalizar mis estudios como primer expediente me designaron Jefe de la Cátedra de baloncesto de la EIDE de la antigua Habana (Finca de los Monos en Santa Catalina y Palatino) y continuaba mis labores en el propio Fajardo y con los primeros Camilitos que cursaban estudios en las proximidades de Playa Baracoa.En 1967 se lanzó la convocatoria para el curso de narradores comentaristas deportivos de todo el país (varias decenas de aspirantes) y luego de las consabidas pruebas fui seleccionado entre los matriculados. Diego Méndez Calero, alumno de la carrera profesoral en la ESEF, también salió adelante en aquellos exámenes. Ya había gente que me conocía en la radio, pues desde mi etapa de estudiante de secundaria era corresponsal voluntario de Radio Reloj en mi municipio. Resultaba una necesidad para la radio y televisión, así como para el creciente movimiento deportivo cubano, que surgieran nuevos narradores- comentaristas. Se recibieron clases teóricas y prácticas de categoría con los profesionales de mayor calificación que ejercían en el Fajardo. Ese trabajo fue complementado por el ICR,institución que dispuso de la emisora COCO y de varios de sus mejores locutores y animadores para nuestro ejercicio. Antes de finalizar ese año 1967 ya ocupamos puestos en diferentes emisoras provinciales. A mí me tocó Radio 26 en Matanzas y luego Cadena Occidental (Radio Guamá) en Pinar del Río. Visitaba con frecuencia la redacción deportiva del periódico Granma en horario nocturno y allí escuchaba sabios consejos de Elio Constantín, Daniel Reguera y el propio Bobby Salamanca, al tiempo que me ambientaba con lo que se publicaría al día siguiente. En el horario de la tarde cubría un turno de redacción en Radio Reloj y variados espacios de cadenas provinciales y nacionales. Meses más tarde se abrían otras oportunidades.Antes de finalizar ese año 1967 ya ocupamos puestos en diferentes emisoras provinciales. A mí me tocó Radio 26 en Matanzas y luego Cadena Occidental (Radio Guamá) en Pinar del Río. Visitaba con frecuencia la redacción deportiva del periódico Granma en horario nocturno y allí escuchaba sabios consejos de Elio Constantín, Daniel Reguera y el propio Bobby Salamanca, al tiempo que me ambientaba con lo que se publicaría al día siguiente. En el horario de la tarde cubría un turno de redacción en Radio Reloj y variados espacios de cadenas provinciales y nacionales. Meses más tarde se abrían otras oportunidades.Antes de finalizar ese año 1967 ya ocupamos puestos en diferentes emisoras provinciales. A mí me tocó Radio 26 en Matanzas y luego Cadena Occidental (Radio Guamá) en Pinar del Río. Visitaba con frecuencia la redacción deportiva del periódico Granma en horario nocturno y allí escuchaba sabios consejos de Elio Constantín, Daniel Reguera y el propio Bobby Salamanca, al tiempo que me ambientaba con lo que se publicaría al día siguiente. En el horario de la tarde cubría un turno de redacción en Radio Reloj y variados espacios de cadenas provinciales y nacionales. Meses más tarde se abrían otras oportunidades.Daniel Reguera y el propio Bobby Salamanca, al tiempo que me ambientaba con lo que se publicaría al día siguiente. En el horario de la tarde cubría un turno de redacción en Radio Reloj y variados espacios de cadenas provinciales y nacionales. Meses más tarde se abrían otras oportunidades.Daniel Reguera y el propio Bobby Salamanca, al tiempo que me ambientaba con lo que se publicaría al día siguiente. En el horario de la tarde cubría un turno de redacción en Radio Reloj y variados espacios de cadenas provinciales y nacionales. Meses más tarde se abrían otras oportunidades.

¿Por qué si narró pelota “como entrenamiento” luego lo hizo con otros deportes?

–El béisbol resultaba la preferencia de la mayoría de mis compañeros y yo entendía que mi camino iba a transitar por otras actividades, cuyos conocimientos generales, dominio y popularidad eran muy escasos. Así es que invado otros deportes con  toda la ayuda de entrenadores y especialistas del Inder. La forma de expresar y trasmitir atletismo, voleibol, ciclismo, balonmano, polo acuático, remos, kayaks, natación, esgrima, etc., era algo novedoso en nuestro país. Sabíamos cómo hacer el béisbol, boxeo, baloncesto y en menor medida el fútbol, pero no de qué manera llegar a la gente con esas modalidades en las que el país ya demostraba avances dentro del área y el continente. Hasta unas tarjetas debí gestionar y diseñar en la imprenta del Inder para actualizar récords de todo tipo en los deportes de tiempos y marcas.Sin ninguna referencia que nos llegara por radio y tv desde el exterior, era muy complicado este tema.

¿Es muy difícil la narración múltiple?

–Hasta finales del pasado siglo era muy difícil esta tarea. Los télex, agencias cablegráficas y contadas publicaciones a las que teníamos acceso, fueron nuestras fuentes. Hoy todo es diferente, los sitios de cada Federación Internacional, Wikipedia, publicaciones especializadas, redes sociales y otras vías facilitan el trabajo, no obstante, y a pesar de los enormes avances en la tecnología, me parece que a veces no aprovechamos totalmente esos inmensos recursos. Narrador que atienda o comente atinadamente más de 4 deportes es un verdadero maestro… y afirmo que sí los tenemos en la actualidad.

¿Por qué se jubiló en el 2005?

–Lamentablemente, una vez, cuando apenas llevaba dos años en el ICR (más tarde ICRT), el jefe de deportes en  aquel momento me dijo: “Usted no es santo de la devoción de quienes dirigen”. Parece que ese San Benito me signó siempre, porque cuando otros recibían diferente ayuda, yo estaba en la cola y nada de mi trabajo se reconocía. Ah, para los grandes eventos René Navarro era necesario y de punta, pero se olvidaron de las condiciones de vida que acompañaban esa tarea. No hubo un gesto o atención hacia mi persona. Viajar o trasmitir desde el exterior no lo era todo en esta vida. Ojalá no se repita ese error con otro compañero. Es por ello que cuando llegué a los 60 dije adiós… y no como algunos de ellos: yo estoy en Cuba.

Sigue activo...

–Sí, apenas unas semanas después de haberme jubilado por la vieja ley en 2005, recibí propuestas por distintas vías de Cuba y el extranjero.

“Preferí estar con los míos y comencé en un espacio semanal de Cubavisión Internacional, dos frecuencias semanales en Cadena Habana y posteriormente en la COCO, alguna otra colaboración para distintos medios y la revista Excelencias del Motor. Esas y otras actividades con el Inder ocupan buena parte de mi vida a punto de cumplir los 74 años”.

¿Qué significa el premio AIPS América Abelardo Raidi?

–Resultó estimulante y me impulsó a los 70. Creo que en la actualidad únicamente cuatro compañeros de la crónica deportiva han recibido ese reconocimiento en nuestro país: Elio Menéndez, Joaquín Ortega, Ramón “Piti” Rivera y yo. Paradójicamente ese premio a la obra de la vida llegó antes desde el extranjero que los entregados en mi Cuba.

¿Tiene narradores devenidos paradigmas para usted? ¿Me nombra cinco?

–Realmente no. Escuché a unos cuantos desde mi infancia: Buck Canel, Felo Ramírez, Fernandito Menéndez, Jess Losada, Gabino Delgado, Rubén Rodríguez, Eddy Martin, Bobby Salamanca, todos con un perfil beisbolero y amantes del boxeo,  pero en mi formación no hubo ningún tipo de influencia. Quizás algo se me pegó de algún amigo de Colombia. El recordado y chispeante Rubén me decía que yo era narrador de deportes callejeros.

¿Qué debe hacer un narrador deportivo para no decir reiteradamente hubieron u otros disparates gramaticales?

–Lectura y más lectura, preocupación constante por el idioma. Escuchar a personas como Eusebio Leal y otros intelectuales que se expresan brillantemente. Yo creo que hoy tenemos mayoría de profesionales en nuestros medios muy capaces, pero hay otros perdidos o desconcentrados que hasta en las redes sociales cometen errores imperdonables a la hora de redactar.

¿Cómo está la salud de la narración deportiva hoy en Cuba?

–Por los años de los años aquí en La Habana la COCO ha sido una verdadera escuela para los narradores-comentaristas deportivos. Aunque he escuchado igualmente a los de diferentes provincias del país, salvo excepciones, sobre todo en la pelota, todavía les queda bastante camino por andar. Sucede que antes el deporte cubano era victorioso en casi todas las contiendas… y desde hace algunos años se nos viró el juego. Primero fueron las justificaciones y tirar el paño a los atletas o director, y más recientemente tratar de encontrar la quinta pata al gato. Hoy se dice algo, se expresa una idea y mañana damos un giro de 180 grados. Navegamos hacia donde nos lleva la corriente. Hay que ser firme a la hora de emitir un criterio para que la gente crea en el poder de la palabra. Si me equivoqué, correcto y lo admito, pero no cantinfleos como los escuchados.Para resumir, pienso que el nivel es aceptable si no deseamos imponer criterios. Habrá que respetar decisiones: debe existir una ética, distancia y conocer interioridades para lanzarse a un comentario desmedido. Algunas veces queremos saber más que directores técnicos en el extranjero que reciben miles y más miles de dólares por su contrato. Ah, y reserven el término espectacular para los cruciales momentos del deporte. Ahora, para mí, ya perdió toda su trascendencia.y reserven el término espectacular para los cruciales momentos del deporte. Ahora, para mí, ya perdió toda su trascendencia.y reserven el término espectacular para los cruciales momentos del deporte. Ahora, para mí, ya perdió toda su trascendencia.

¿Puede recordar las frases que acuñó como “de Cuba y para el mundo” o definiciones para un atleta o un equipo como Espectaculares Morenas del Caribe?

–El éxito radica en que la gente lo repita. Casi todos pegaron en el voleibol. Aproveché la popularidad de ese deporte (millones seguían a los equipos nacionales cubanos) para denominar a nuestras mujeres como las Espectaculares Morenas del Caribe, a los hombres la Muralla color chocolate, balón arriba, balón abajo, balón que sube Diago, balón que baja Despaigne, Cuba arriba, arriba Cuba o Mireya, de Camagüey, de Cuba y para el Mundo. Hubo otras que quizás no tuvieron el mismo efecto, pero en el baloncesto los apodos motivaron que algunos jugadores perdieran su nombre. No era decir por decir, sino que la forma de identificar a un deporte o atleta calara en el sentimiento del pueblo.

Lo que no le haya preguntado…

–Pienso que programas como A Jugar y Maratón Recreativo, o las animaciones en las llegadas de las Vueltas Ciclísticas a Cuba, contribuyeron a que “en vivo”, en decenas de escenarios del país, la gente me viera como alguien más familiar y no como el comentarista que salía por televisión o se dirigía a los oyentes a través de la radio. Todo ello me permitió estrechar relaciones de amistad y agradecimiento hacia nuestro pueblo.

(Tomado de Televisión Cubana)