Entrada a la CPA Mártires de Barbados. Dos de las viviendas que le han construido a los cooperativistas. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

Por la carretera de Rancho Luna, a unos 17 kilómetros de la ciudad de Cienfuegos, un cartel anuncia la cercanía de la CPA “Mártires de Barbados”. Vamos en un yipi de la Empresa Integral Agropecuaria que dobla izquierda para incorporarse a la estrecha calle por la que se llega a la cooperativa.

Rubén Porres Suárez, su presidente, es un hombre acostumbrado a las preguntas. Casi ninguna lo toma por sorpresa. Por este polo productivo, uno de los más importantes de la provincia, pasa cuanta visita gubernamental llegue a Cienfuegos. Así que Rubén, en medio de los problemas diarios en la cooperativa, no le huye a las preguntas y responde sin medias tintas a la prensa. “Aquí todos los días hay un problema diferente. Y todos los días hay que resolverlo”, comenta.

Los cienfuegueros hablan del río cercano a la CPA, que cuando se desborda inunda el sembrado, que así se ha echado a perder el maíz, que son tierras en las que se dan varios cultivos, pero que el río, y la lluvia, y la cercanía a la playa, y el agua salada que a veces afecta la producción, que nadie quiere trabajar en el campo, que la comunidad es un barrio vulnerable, y que el transporte, y los productos, que hay que echar pa’lante…

Rubén dice que la CPA “Mártires de Barbados” abastece a la ciudad de Cienfuegos. Juan Carlos Leyva Hernández, jefe de producción de Cultivos Varios en Cienfuegos, añade que para el autoabastecimiento de la ciudad aportan todos los municipios de la provincia, no solo la CPA.

El mango es uno de los productos sembrados en la CPA. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

Hasta este julio –enumera Rubén– están sembrados en la cooperativa: plátano, frutabomba, maíz, guayaba, yuca, mango y hasta hace unos días boniato.

¿Realmente esos productos se ven en la mesa de los cienfuegueros?

“Los nuestros sí. Participamos en una feria todos los sábados en un Consejo Popular, y además, durante toda la semana le aportamos a los mercados, al sistema de Acopio. El gobierno y el Partido en la provincia nos han llamado a disminuir los precios y hemos estado vendiendo casi todos los productos por debajo de los precios topados”.

Frutabomba en la CPA Mártires de Barbados, en Cienfuegos. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

Mientras avanzamos por el camino, nos quejamos de que en La Habana el mango está a 15 y 20 pesos la libra. Juan Carlos dice que “¡ño, 40 pesos el mango!, porque por lo general pesan dos libras” y que “aquí te lo encuentras a cinco y diez pesos cada uno, pero con los carretilleros es otra cosa”.

Pasamos el puente sobre el río Arimao. Dicen los guajiros que, fundamentalmente, se desborda en septiembre, octubre, noviembre, y cuando eso pasa es un problema para la producción porque afecta los cultivos. Cada vez que cae un torrencial, en el caserío la gente se lleva las manos a la cabeza.

¿Y el camino lo construyó la misma gente del pueblo?

“Ahí tú lo ves, pero estaba peor. Lo hizo el gobierno, aunque ya le han caído varias primaveras arriba”, dice Juan Carlos.

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El presidente de la CPA “Mártires de Barbados”, Rubén Porres Suárez. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

Rubén Porres Suárez, el presidente de la CPA “Mártires de Barbados”, conoce de memoria datos, números: “Tenemos 110 hectáreas de tierras bajo riego, de ellas 14 se perdieron a lo largo del tiempo, trabajamos para recuperar ocho, y si el combustible y los recursos lo permiten pensamos recuperar 40 hectáreas, que no son bajo riego, que antiguamente se sembraban de plátano, y hoy están ociosas; tengo 40 cooperativistas, 14 vinculados y 30 campesinos usufructuarios”.

La falta de personal es una de las mayores dificultades de la cooperativa. ¿Cómo va eso ahora?

“En eso andamos muy mal. Estamos ubicados en un polo turístico y nadie quiere trabajar en el campo. Prácticamente no tenemos fuerza laboral, aunque la hemos traído de otros lugares, pero eso a la vez requiere de combustible, y al no haber, esa fuerza laboral no se estabiliza. Eso nos golpea mucho”.

Inciden también los problemas de la vivienda en la comunidad…

“Sí. Aquí viene mucha gente de otras provincias, que no tienen vivienda y empiezan a vivir en lugares ilegalmente, donde no tienen servicios básicos como agua, comunales… La cooperativa tiene gestionado con el gobierno la construcción de seis casas en la comunidad para el año próximo. Ya repartimos cuatro para cuatro cooperativistas. Las casas las hizo la Empresa Integral Agropecuaria. Construirles viviendas a los trabajadores quizás motive a que la gente se incorpore a trabajar a la cooperativa de forma permanente. A eso hay que sumarle que el salario no es alto. El salario más bajo del país es el de la agricultura”.

Ya que me habla de salario, es recurrente la frase que no hay salario que aguante los precios de los productos en los agros…

“Nosotros tenemos que resolver el tema de los precios. Esta guerra de los precios no puede seguir así porque nos vamos a volver locos. Y se tienen que conformar de acuerdo al costo de los productos. Eso hay que velarlo. No puede ser que yo gaste 200 pesos en sembrar un boniato y después lo quiera vender a 210.

“También hay que aplicarle la tecnología a los cultivos, y si llevan dos pases de guataca no puedes darle tres. Ah, ¿qué nos afecta mucho? Que no hay preemergente ninguno, este es un producto químico que se usa para controlar la hierba antes que emerja el cultivo”.

¿Cuánto incide la falta de preemergente en que decaiga la producción?

“Bastante. Si dejas que se te enyerbe el cultivo, va a tener menos rendimiento, y si le sumamos que tampoco hay fertilizantes…

“Los paquetes tecnológicos no existen y hay que asegurarlo todo prácticamente sin nada. Lo más que aparece es un poco de bioproducto que encarece la producción porque, aunque es efectivo, lleva más recursos humanos y más tiempo.

“Además, las tierras en esta cooperativa están salinizadas por la cercanía con el mar. A veces se ha tenido que detener el riego de las máquinas porque el agua está salada al paladar. Imagínate cuando no la probamos. Eso afecta también la producción.

“Con las condiciones actuales, la única solución es sembrar más extensiones de tierra, hasta tanto el país no recupere la capacidad de compra de los productos químicos y pueda disponer de paquetes tecnológicos para la agricultura”.

¿Pero cómo sembrar más con todas estas limitantes?

“Ese es el asunto que tenemos que resolver. En Cienfuegos hay un sistema de apoyo a los polos productivos. Cuando tenemos problemas con la fuerza de trabajo se la solicitamos a la empresa, y nos apoyan. Lo otro son las movilizaciones que organiza el Partido y el gobierno. Uno dice ‘sembrar más’, pero con quién lo siembro. Además, sembrar es la parte fácil de la película, el problema es quién atiende esos cultivos y que tengan rendimiento.

“Nos queda seguir sembrando y produciendo, mejorar el salario de nuestros cooperativistas, mejorar el rendimiento, que es la única forma que vamos a tener gente. Si usted no consigue personal para trabajar no puede obtener nada. Y lo otro: hay que pensar en tecnificar más la agricultura. En todas partes del mundo la agricultura es así, y eso te permite no depender tanto de recursos humanos. El problema de la agricultura no es un problema solamente de Cuba. En el mundo hay falta de personal. ¿Y cómo se resuelve? Con técnica”.

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Juan Carlos Leyva Hernández, jefe de producción de Cultivos Varios en Cienfuegos. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

En la máquina “La Caridad”, una de las cinco máquinas de riego de la CPA “Mártires de Barbados”, en Cienfuegos, Juan Carlos explica que el maíz demora, de la siembra al tierno, 85 días, y al seco, 120 días. En “La Caridad” hay 15 hectáreas del grano y cinco de plátano en el realengo, que es la zona fuera del área de riego de la máquina.

¿Y la guayaba?

“Cuando doblamos allá, en el camino, donde terminó el plátano, purí pa’llá está la guayaba”.

Detrás de una valla de madera, una señora termina de fumarse un cigarro. Lleva camisa de mangas largas y entre las manos aguanta una gorra de la misma tonalidad de beige que la camisa. Aquí todos se cubren de los latigazos del sol. Sin embargo, los años de trabajo en el campo les curte la piel a los guajiros. Norma Reyes Ricardo tiene 58 años, de ellos 15 los ha dedicado a trabajar en la CPA “Mártires de Barbados”. Es de Santiago de Cuba, pero hace años vive en la comunidad, “allá arriba”, dice.

Norma trabaja todos los días, de siete a once de la mañana, y retoma de una a cuatro de la tarde. Hace diez meses se dedica a detectar las máquinas de riego con problemas, a revisar la finca y ver dónde la brigada del productor tiene que cosechar.

Juan Carlos explica que “hay un productor ahora, que vino con su brigada, por el déficit de fuerza laboral. Invierten aquí en la cooperativa. Es una de las cosas que hemos hecho para aliviar el problema con las fuerzas de trabajo. Con las dificultades que tiene la cooperativa hoy, siempre aporta comida para Cienfuegos”.

Bueyeros trabajan en el sembrado de maíz en la CPA Mártires de Barbados, de Cienfuegos. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

Donde comienza el realengo sembrado de plátano y termina el maíz, dos bueyeros limpian el grano. Uno de ellos pasa la araña que se ubica detrás de los bueyes, y con la que mueven y sacan la tierra alrededor de la planta. El otro viene luego y pasa el aporcador, un arado que arrima la tierra al maíz en este caso. “Te la tira y la pone donde tú quieras, depende el cultivo”, dice uno de los bueyeros, a quien todos llaman Cutiño, por el apellido.

¿Desde cuándo usted trabaja aquí?

“Ahora el primero de agosto cumplo 20 años en la CPA. Después que estuve cinco años trabajando la tierra fue que cogí los toros, y desde entonces aquí estoy”.

Cutiño tiene su casa en San Antón, un pequeño pueblo ubicado en el Circuito Sur, entre los poblados de Pepito Tey y Arimao. Allí vive, pero desde que se casó espanta los mosquitos en la comunidad Mártires de Barbados. Se levanta temprano, prepara la yegua y avanza hasta la cooperativa.

¿Esos bueyes son los suyos?

“No, estos no. Pero son con los que estoy trabajando hoy. Los míos están purí comiendo”.

De frente, el otro bueyero viene pasando el aporcador por el maíz. Va guiando a los bueyes y a cada rato se le oye llamarlos: “¡Pasajeroooo! ¡Marineroooo! ¡Gira, gira!”.

Cutiño dice que sus bueyes lo entienden, pero que, con los que ahora limpia el maíz bajo la máquina “La Caridad”, funciona un idioma diferente: “Aquí es yesia, jota, algo de eso le dicen, y yo no sé pa’ dónde es uno ni el otro, hay que adaptarse a ellos, yo no entiendo ese idioma”.

¿Trabaja todos los días, Cutiño?

“Yo sí no puedo faltar, tengo que venir to’ los días. Y cuando no hay pincha con los bueyes, chapeo, o guataqueo, yo hago lo que haga falta porque soy cooperativista. Entonces na’, tamo’ aquí, tratando de limpiar lo mejor posible”.

En eso hace una pausa y dice: “Deja ver si avanzo un poco”. Y vuelve a coger el surco, guiando a los bueyes que tendrán que adaptarse a su idioma, o al revés.

Cutiño es uno de los bueyeros de la CPA Mártires de Barbados. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

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