Continúan las labores de limpieza y salvamento y rescate en el Hotel Saratoga, tras trágico accidente ocurrido en la jornada de ayer. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

Es difícil encontrar las palabras de consuelo y acompañamiento, de apoyo y condolencia ante esa terrible situación en la que un ser humano siente perder algo que siempre le ha agradecido a la vida, cuando el absurdo rige el paso de lo fortuito y destroza cualquier comprensión posible.

El fatídico accidente en el emblemático Hotel Saratoga, ha producido una verdadera conmoción nacional.

Se nos van sin despedidas personas que necesitamos, que queremos en nuestra vida. Madres y padres, esposas y esposos, hijos e hijas arrebatados a destiempo por la muerte. Amigas, amigos, compañeros de trabajo, gente del barrio. La tristeza consume las horas que pasan. La condolencia, que se agradece y reconforta, no logra aplacar del todo el dolor profundo. Un dolor en el que se agolpan los buenos recuerdos con el vacío de quienes ya no estarán. La vida y la muerte andan por un mismo camino y aunque se evitan, chocan.  

Cubanas y cubanos aún perturbados por tan lamentable suceso, no nos detenemos. Cada quien del modo que puede, de una u otra manera, extendemos nuestra mano hermana a los familiares de las víctimas, persistimos en la lucha por la vida de los afectados, hacemos llegar nuestros mensajes de amor, de aliento. La solidaridad sin reclamo colma todos los espacios previsibles. El nuestro es un país de gente con buenos sentimientos. El dolor no cede aún, pero compartirlo aplaca.

Nada llena el espacio de una pérdida irreparable. Pero todas y todos queremos abrir un sendero humano para la recuperación, una mirada tranquilizadora, porque todo lo posible será hecho, está siendo hecho.

A todas y todos los que este trágico accidente les ha arrebatado un pedazo de la vida, sepan que estamos con ustedes, que los acompañamos. El dolor lamentablemente no se divide, pero el amor sí se multiplica, y con el amor de todas y todos superaremos la tragedia.